

Había que volver pronto ya que al día siguiente teníamos que madrugar, como casi todos los días, para la visita diurna a la ciudad y a sus museos.
Si es una ciudad maravillosa de noche, de día es espectacular. Los puentes sobre el Danubio, el colorista Mercado Central, el Castillo de Buda y el Bastión de los Pescadores, el Parlamento...y todo lo que nos quedó por ver, ya que un día y cuarto da para poco. Visitamos el Museo Etnográfico, detrás del Parlamento, con sus exposiciones permanentes del folclore y de la cultura Húngara y el Museo de Artes Aplicadas, edificio modernista, con una interesante colección textil.
Museo Etnográfico



