Como mi hija Marta estaba a punto de cumplir su primer año de mamá, quise regalarle algo. Estaba esperando impaciente la llegada del libro de Ulrike y llegó a casa con tiempo de sobra para la efeméride.
No sé si te pasará a ti, pero cuando tengo en mente una nueva tarea, me entra como un cosquilleo en el estómago que me altera y me pongo nerviosísima.
Así que con el libro entre mis manos, venía el momento de decidir qué picado montaba. Ya tenía elegido desde hacía tiempo una seda Argentia 150 den. de Bart-Francis, color coral. Eché un vistazo rápido al libro (la impaciencia me comía por dentro), lógicamente empezando por detrás. Pasadas dos páginas ya había elegido. Piensas bien: la más complicada (eso lo supe después).
Preparo los bolillos: 80 pares no son muchos y en un "ratillo" están listos. Como el picado hay que ampliarlo a un 130, creo que se verá bien y como no tengo tiempo, decido no picarlo antes.
Manos a la obra, todo preparado...y aquí empiezan mis desdichas:
Como siempre pasa, lógicamente tengo de todos los tamaños de alfileres excepto de los que necesito. Miento, si los tengo, del 0,70 pero cortos. Bueno, no importa, como el picado va ampliado...
Después de hacer un poco, ¡no me caben los dedos para picar el alfiler y además tengo el dedo índice destrozado!. No me queda mas remedio que picarlo todo antes si no quiero morir en el intento.
A los dos días llega mi salvación. Josefina había encontrado en Pontejos los alfileres adecuados. Ataco su supercaja de medio kilo a cambio de alfileres superfinos (que también se necesitan).

Empiezo las hojas largas de la derecha. Este punto ya lo he hecho yo varias veces y ....error, me creía que lo sabía, y por pasarme de lista y no ir al libro a recordarlo, me he equivocado (¡cuánto me he acordado de ti, Gema!). Además no me he dado cuenta que había que añadir pares. Tres, ni más ni menos y no puedo añadirlos en este momento porque ya la hoja está medio vacía.
¡NO PUEDO HACER NADA! ¡TENGO EL CARACOL REMATADO Y CORTADOS LOS HILOS!
Media hora con la tijera en mano dudando qué hacer. Y ya ves el resultado.
Me he zampado una nueva dósis de HUMILDAD.